En ocaciones cometemos el error quizas no intencional pero no por ello menos grave de no confiar en las capacidades de los estudiantes, subestimar su aprendizaje y la velocidad con la que realizan las cosas, en otras ocaciones confiamos mucho en ellas y puede que nos jueguen en contra, lo que si sabemos con seguridad que no podemos caer en la crítica negativa y demigrante hacia y con los estudiantes, ya que debemos apoyar sus aprendizajes, incitarlos a superarse, felicitarlo por los logros y generarnos tanto nosotros mismos como ellos hacia su persona altas expectativas sobre el desempeño en las actividades. Si el estudiante no ve que confiamos en él, que creemos en sus capacidades, que sabemos que pueden superar metas, quizas tampoco exista nadie más que se lo haga saber, debemos tener de antemando que no todas las familias son participativas en la enseñanza de sus hijos y que en este tipo de casos somos nosotros (futuros docentes) quienes debemos cubrir esas instancias. de modo tal que no seamos simples guias en la construcción de su aprendizaje sino brindar un apoyo, seguridad y confiabilidad en los estudiantes.